IICA trabaja para identificar los retos y las oportunidades de la bioeconomía ante el COVID-19 | Guillermo Anlló y Roberto Bisang


12 de Mayo de 2020


El IICA, a través del Programa de Bioeconomía y Desarrollo Productivo (https://iica.int/es/programas), ha convocado a la segunda reunión de expertos para intercambiar opiniones sobre los aportes que podría tener el enfoque bioeconómico para superar la crisis provocada por las restricciones a la circulación impuestas para contener el avance del Covid-19 y su contribución a recomponer la actividad económica una vez que las mismas sean levantadas (puede consultarse el resultado de la primera convocatorio en https://blog.iica.int/blog/retos-oportunidades-bioeconomia-ante-covid-19-primera-reunion-expertos).

La crisis en el sector

Una de las características de esta crisis es que sus efectos repercuten con mayor profundidad en los centros urbanos que en las regiones rurales. Esto se explica en que la agricultura es prácticamente la única actividad económica que sigue desarrollándose casi con normalidad. Sin embargo, se está registrando un proceso de inestabilidad en algunos países, cuya evolución habrá que seguir de cerca en los próximos meses.

Durante el aislamiento social, el gasto en la alimentación de las familias viene creciendo. Sin embargo, se concentra en las dos comidas centrales dejando a los postres y otras comidas no esenciales relegadas a un segundo plano. En término generales se podría adelantar que se está registrando un proceso de reconversión hacía cadenas más cortas, donde predomina el abastecimiento local producto de las restricciones de movilidad. Para los especialistas, aquí es donde la bioeconomía puede aportar soluciones concretas para asegurar calidad e inocuidad, de vital importancia para alimentos frescos.

Si bien la economía agrícola es una de las actividades que mejor posicionada está para resistir la crisis, es importante subrayar la situación de vulnerabilidad de los pequeños productores con escasas espaldas financieras y acceso al crédito. Resultará indispensable repensar sus actividades productivas para diversificar sus fuentes de ingreso.

La bioeconomía como estrategia pre y post pandemia

Acciones enfocadas en la bioeconomía y el encuadre dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible se presentan como potenciales soluciones para el fortalecimiento y el desarrollo territorial de todos los actores, ya sean pequeños, medianos o grandes. La creatividad y la transferencia tecnológica serán la clave para lograr una mayor integración de los nuevos procesos productivos con mayor valor agregado in situ. Al comienzo podría tratarse tanto de procesos muy sencillos y luego, en la medida de las necesidades y posibilidades, ir implementando otros más sofisticadas. Otros productos que estarán afectados por la crisis serán las especialities. Aquí también el enfoque de la bioeconomía emerge como una opción interesante, al proponer alternativas para diversificar la estrategia productiva y un uso más integral de los recursos.

Los gobiernos estarán urgidos por dar respuestas rápidas para poner en marcha la estructura productiva y garantizar la seguridad alimentaria y el empleo. Suponer que haya espacio para pensar en modelos bioeconómicos parece una utopía. Sin embargo, en las últimas semanas se han dado ciertos casos icónicos que podrían capitalizarse para instalar la bioeconomía como una opción viable para la salida de la crisis. El primero de ellos es el caso del alcohol en gel. Ante la abrupta caída de consumo de combustibles, las destilerías se volcaron hacía la elaboración de alcohol sanitizante. Un producto indispensable para combatir la pandemia sobre el que había desabastecimiento en todo el mundo. Otro de los casos es el de las alternativas que se están manejando para desarrollar las vacunas del coronavirus. La mayoría de los esquemas sobre los que se trabaja están íntimamente ligadas a la bioetecnología y por ende forman parte de la bioeconomía. Lo mismo que sucede con los tests de diagnóstico a partir de bacterias, donde es factible que haya novedades en las próximas semanas. Al mismo tiempo, la fuerte caída en las emisiones durante la pandemia ha mostrado que la agricultura no es el malo de la película en las contribuciones al cambio climático. Por el contrario, la importancia del rol del agro en la sociedad y en la economía ha quedado revitalizada. Ya no solo como proveedor de alimentos, sino también de productos esenciales para toda la economía.

La bioeconomía es entonces, una oportunidad de desarrollo para la región y lo seguirá siendo y con más fuerza luego de la crisis. Para ello, es que demuestre utilidad y efectividad en la coyuntura actual para que siga siendo considerada estratégica en el mañana. Esta crisis, deja en evidencia que el modelo de desarrollo que se construya debe ser más resiliente, sostenible e inclusivo. En este escenario la bioeconomía es una respuesta estratégica a partir de las ventajas comparativas que tiene la región para industrializar de forma eficiente los recursos biológicos.


** Panel de expertos que participó en la discusión:

Guillermo Anlló (Argentina): Especialista Senior de Programas, Políticas de Ciencia y Tecnología y Fortalecimiento de Capacidades, Oficina Regional de Ciencias LAC UNESCO

Guy Henry (Holanda): director de Investigación y Estrategia del CIRAD y delegado de CIRAD para América Latina y el Caribe

Roberto Bisang (Argentina). Profesor Titular de Economía Agropecuaria e Investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) Facultad de Ciencias Económicas Universidad de Buenos Aires y CONICET.

Eduardo Trigo (Argentina): asesor del Programa de Bioeconomía y desarrollo productivo del IICA. Asesor en Bioeconomía del Ministerio de Agroindustria de Argentina y docente en el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral.

Carlos Pomareda (Costa Rica): asesor del Programa de Bioeconomía y desarrollo productivo del IICA. Gerente de Servicios Internacionales para el Desarrollo Empresarial y Gerente de Corporación Ganadera Los Laureles

Marcelo Regunaga (Argentina): asesor del Programa de Bioeconomía y desarrollo productivo del IICA; exSecretario de Agricultura y de Industria, Comercio y Minería de Argentina. Profesor en la Maestría en Agronegocios de la UBA y Director Académico del Programa de Formación y Capacitación de la Bolsa de Cereales.

Elizabeth Hodson (Colombia): Profesora Emérita de Pontificia Universidad Javeriana y miembro de Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Comisión en Ética del Conocimiento Científico y Tecnología de la UNESCO y Misión Internacional de Sabios del Gobierno de Colombia.


Rafael Humberto Aramendis: (Colombia). Asesor Bioeconomia: Comisión Económica para América Latina y el Caribe CEPAL (Chile). Asesor Bioeconomia: Instituto Interamericano de Cooperación para la Agriculura, Director General SURICATA SAS: www.suricata.com.co Colombia.


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