La notable actualidad de 'Mallon y Sourrouille | Ricardo Carciofi

06 Ago 2021
Nota de opinión en Alquimias Económicas

Autor/res: Carciofi, Ricardo
Es probable que los lectores de este blog hayan visto la entrada que escribimos días atrás con O. Cetrángolo y J. Lucángeli recordando a Juan V. Sourrouille. Allí reseñamos su trayectoria, señalamos rasgos destacables de su personalidad y comentamos sobre la larga amistad que mantuvimos con él. Aunque tiene relación con lo anterior, el tema de esta nota es otro. Me concentraré en el análisis de su libro “La política económica en una sociedad conflictiva. El caso argentino”, que escribió junto a Ricard Mallon, y que fue publicado por Amorrortu editores en 1975.

Antes que realizar un comentario sistemático del texto me interesa subrayar la notable vigencia de la obra, no obstante que ésta fue escrita hace casi 50 años atrás. Me habré de circunscribir a dos puntos principales. En primer término, el contenido y método y, en segundo lugar, su alcance y aplicación para la práctica de la política económica.

Comencemos por el contenido, y más precisamente por el índice, porque entiendo que allí se detecta un primer mensaje.  Los capítulos están organizados en tres partes. La primera es una reseña histórica de la formulación de la política entre 1948 y 1970, la segunda está dedicada a las políticas del balance de pagos y la tercera a las políticas de estabilización. La secuencia elegida por los autores conlleva una estrategia de análisis. Del recorrido de la historia se desprende como corolario la necesidad de ubicar a los problemas del balance de pagos de la Argentina en el centro de la escena. Es en el contexto dado por la restricción externa que es necesario analizar el problema de la inflación y la estabilización. ¿Suena familiar, no es así?

Una vez en el terreno de las cuentas externas, la preocupación de los autores es entender el proceso de ajuste del balance de pagos. Esa tarea los lleva a escribir dos capítulos de una riqueza singular. El primero es el análisis detallado de la agricultura de exportación. Los temas de mayor importancia son la elasticidad de respuesta de la oferta agrícola a los precios (tipo de cambio real), el ciclo ganadero y su impacto -en magnitud y rezago temporal- con los precios internos de la carne. Se complementa con el estudio de la tenencia de la tierra y los métodos de producción prevalecientes en la región pampeana. Esta descripción juega un papel destacado a la hora de entender una de las dimensiones de la “sociedad conflictiva” que subyace a lo largo del libro. El segundo se refiere a la industria y el comercio exterior, donde la cuestión central es cómo lograr un crecimiento de las exportaciones industriales, en el mundo de fines de los 60s e inicios de los 70s, donde ya habían empezado a despuntar la experiencia de industrialización de los países asiáticos, en particular, Corea del Sur.

La articulación de uno y otro tema conforma el núcleo del modelo de análisis: “el dualismo sectorial”. De esta manera el libro se conecta con desarrollos similares de distintos autores que venían haciendo importantes aportes con similar perspectiva -Braun y Joy, Díaz Alejandro, Canitrot, Diamand, entre otros.

En lo que respecta a la inflación y la política de estabilización, el foco está puesto en las dificultades que ocasionan las correcciones de precios relativos, en una economía cuyos precios “están aumentando a más de un 2% mensual”. Las políticas monetarias y fiscales son herramientas de manejo de la demanda agregada, pero su contribución está mediada por el conjunto de precios relativos relevante. Además, para evitar una “inflación incontrolada o desenfrenada”, la política de ingresos ocupa un rol. Así, en el curso de una política de estabilización que utilice este instrumento, además de la convocatoria a los distintos actores relevantes, el Estado debe “asegurar, en primer lugar, que el tipo de cambio, las tarifas de servicios públicos, las tasas de interés y otros precios claves que están bajo su control (incluso el pago de prestaciones a los jubilados) aumentarán, por lo menos, en la misma medida que el nivel general de precios”.

En síntesis, el argumento del texto es ofrecer una respuesta a lo que se visualizaba en aquel entonces como el agotamiento del modelo de sustitución de importaciones. Para ello resultaba crucial el incremento de la oferta exportable, tanto del agro como de la industria. La pieza clave en la que insisten los autores es el tipo de cambio real “alto y estable”, a sabiendas que las correcciones bruscas conducen a caídas del salario real, recesión y aumento de la inflación.

Sea que la lectura del libro se dirija a cualquiera de los acápites de los distintos capítulos, es inevitable reparar en la vigencia de esta investigación. Esto no sólo revela la profundidad analítica de los autores, sino la dificultad de la Argentina para encontrar una respuesta efectiva a las preguntas que se plantean Mallon y Sourrouille y que aún están pendientes. Se puede deducir de aquí una implicación práctica con referencia a la actualidad. Existe una numerosa cantidad de investigaciones y trabajos referidos a la economía argentina que son útiles para llevar al presente y profundizar el análisis de distintos tópicos abordados por Mallon y Sourrouille. Sospecho, sin embargo, que aún está por escribirse un libro que integre estos temas particulares en un marco interpretativo más amplio como el que ofrecen nuestros autores. 

Pasemos ahora al método. El trabajo revela un esquema uniforme y sistemático.  Se comienza con la definición de un problema que representa un obstáculo al desarrollo argentino, se acota la hipótesis apelando al razonamiento y análisis económico que le es propia, luego se intenta de contrastar la hipótesis con los datos disponibles, sigue una apreciación y examen de los resultados obtenidos, y finaliza con una revisión crítica de la capacidad explicativa del interrogante inicial. Como señalamos arriba, esta secuencia de discusión se aplica con rigor a los distintos temas, sea la elasticidad de la oferta agrícola exportable, el comportamiento de la demanda de dinero o las funciones de demanda de importaciones. Esa aproximación no sólo refleja una perspectiva epistemológica, sino una preferencia por ciertos enfoques de teoría y pensamiento económico por sobre otros. Al reparar en el método que siguen los autores con una mirada actual, se puede hacer una reflexión similar a la que aplica a los contenidos. La necesidad que los economistas adopten esta estrategia de investigación está plenamente vigente. En todo caso, la reflexión que cabe es por qué mucho del trabajo actual en economía se ha apartado de ese planteo. Con frecuencia, parece recorrerse la secuencia inversa: se recurre a las bases de datos que están disponibles, se observa qué método cuantitativo se le puede aplicar, se derivan algunas conclusiones y recién después se formulan qué preguntas del mundo real pueden ser respondidas con arreglo al procedimiento seguido. Es muy probable que estas prácticas reciban aceptación en los ámbitos académicos y resulten desafiantes intelectualmente, pero sospecho que tienen menos validez si de lo que se trata es ofrecer respuestas a la hora de hacer “política económica en una sociedad conflictiva.”

Abordaré ahora la otra cuestión: el alcance práctico del libro. Reflexionando sobre este punto, lamento no haberle preguntado a Juan en qué medida le sirvió el enorme esfuerzo de investigación previo cuando le tocó ejercer su labor como Ministro. Ensayo mi respuesta con la perspectiva ventajosa de la mirada retrospectiva. Imagino que le resultó de gran utilidad: el modelo y premisas del análisis pueden reconocerse en las políticas aplicadas, tanto en la fase exitosa de las mismas como en su desgranamiento posterior. Sin embargo, me animo a señalar que hubo dos capítulos que no estaban escritos en el libro de 1975 y que hubo que aprenderlos en la práctica: la deuda externa y el agravamiento del conflicto social llevado a límites extremos por la dictadura del gobierno militar. Las secuelas de ambos constituyeron nuevas restricciones para el diseño de la política económica. Sus cimbronazos percutían a diario en el 4to y 5to Piso de Hipólito Yrigoyen 250, en un Ministerio de Economía comprometido con la recuperación de la democracia. El marco analítico podía incorporar estas dimensiones y de hecho así ocurrió, pero la gestión práctica y política es harina de otro costal.

Cierro esta nota con una cita que se encuentra en la última página del libro: “Tal vez la conclusión más importante de este estudio resida en que, siempre que el equilibrio en los pagos externos sea mantenido por medio de una sana expansión de las exportaciones, la estabilidad de precios y el crecimiento serán complementarios y no antagónicos.” Medio siglo después, la conclusión preserva su validez.   

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