Una apuesta para bajar la inflación el año próximo | Damián Pierri

18 Aug 2020
Entrevista en el portal de noticias Saldo a Favor.

Integrante/es: Pierri, Damián
Algunos economistas estiman que los precios podrían desacelerarse hacia 2021. Un eventual acuerdo con el FMI debería estar alineado con un objetivo de desinflación.
Damián Pierri, investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), sostiene que “más allá del nivel de impresión de monetaria, la inflación va a tender a bajar a partir del 2021. Todo dependerá de lo que se haga de acá en más en términos de coordinación entre el Tesoro y el BCRA”.

Pierri, quien además es profesor de Macroeconomía II en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, agrega: “En este contexto las tarifas están congeladas, las jubilaciones aumentarán por decreto, casi que no hay paritarias. Es decir, todos los elementos indexatorios están suspendidos, por eso digo que existe la posibilidad de coordinar todas estas variables hacia un sendero de inflación moderada. Además, hacen falta políticas monetarias y políticas fiscales. Y la política fiscal va a una pauta de consolidación lenta. Por eso, para que la inflación baje hay que mejorar la estructura de financiamiento de ese gradualismo. Con este nivel de monetización del déficit será difícil acumular reservas”.

Algunos economistas estiman que los precios podrían desacelerarse hacia 2021. Un eventual acuerdo con el FMI debería estar alineado con un objetivo de desinflación.
Damián Pierri, investigador del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), sostiene que “más allá del nivel de impresión de monetaria, la inflación va a tender a bajar a partir del 2021. Todo dependerá de lo que se haga de acá en más en términos de coordinación entre el Tesoro y el BCRA”.

Pierri, quien además es profesor de Macroeconomía II en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, agrega: “En este contexto las tarifas están congeladas, las jubilaciones aumentarán por decreto, casi que no hay paritarias. Es decir, todos los elementos indexatorios están suspendidos, por eso digo que existe la posibilidad de coordinar todas estas variables hacia un sendero de inflación moderada. Además, hacen falta políticas monetarias y políticas fiscales. Y la política fiscal va a una pauta de consolidación lenta. Por eso, para que la inflación baje hay que mejorar la estructura de financiamiento de ese gradualismo. Con este nivel de monetización del déficit será difícil acumular reservas”.

Como ya se dijo, en esta coyuntura, el financiamiento no fue un gran impedimento “ya que la pandemia puso una demanda de dinero bastante alta, pero cuando este escenario cambie va a haber que cambiar el financiamiento. Bajo las actuales condiciones, el mercado doméstico no está en condiciones de emitir más de un punto de ese financiamiento. Si se sigue por este camino, con este grado de discrecionalidad, el gobierno tendrá que empezar a regular la actividad bancaria para direccionar los excedentes de liquidez de las instituciones hacia el fisco, lo cual puede ser peligroso, o ampliar los instrumentos con los que se financia”.

Y, puesto a detallar esos instrumentos, comienza por el primero de ellos: “Si no se emite deuda externa y se quieren acumular reservas, en este nivel de doble diez al que hacía referencia y que desestabiliza todo, va a estar complicado. Generalmente, la acumulación de reservas se da por la emisión de deuda pública. Eso solo sucedió durante tres años, entre el 2003 y el 2006, pero es muy infrecuente”.

El docente llegó a la conclusión de que “la mayoría de las economías van a estar transicionando hacia la nueva normalidad en tres etapas. La primera es el piso de la recesión, luego vendrá el fin del rebote técnico y, por último, la convergencia hacia la nueva normalidad. Entre las últimas dos etapas hay que ir muy despacio con diferentes políticas fiscales, digamos, de acompañamiento. Por eso el desafío es cómo hacer para financiar un déficit que va a estar por sobre los 4 o 5 puntos del PBI primario y, al mismo tiempo, acumular reservas, sin emitir deuda externa”.

“En principio hay tres opciones. Recurrir a los bancos, al mercado doméstico y a la deuda externa. En mi opinión hay que hacer una mixtura de las tres. En principio hay que mejorar la puntería en el mercado local porque, hoy por hoy, no hay set de instrumentos que la gente se desespere por comprar y, de esa manera, absorber un poco de liquidez”, razona el investigador.

Por último, Pierri sostiene la importancia del campo, pero aclara que con ello solo no alcanza: “Lo paradójico es que el balance comercial está arrojando buenos números, máximos desde 2001, porque hay muy poca importación y un CEPO enorme. Pero eso no se traduce en acumulación de reservas. La economía del campo sirve, por ejemplo, para que la economía se ponga de pie, pero si no se ordena la nominalidad va a seguir existiendo una situación “en espejo en la cuenta capital”: con cepo, superávit comercial récord y la caja vacía. Esto es así ya que la gente anticipa importaciones, no liquida exportaciones, compra todos los dólares que puede y, al mismo tiempo, no ingresan dólares por el mercado oficial”.

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