“Un interesante ingreso de flujo de divisas para este año difícil” | Andrea Molinari

18 May 2020
Entrevista en el portal de noticias Saldo a Favor.

Integrante/es: Molinari, Andrea
Así definió la economista del CONICET, Andrea Molinari, el desembolso de 1800 millones de dólares anunciado por el BID para la Argentina, que podría extenderse a otros países de la región. Además, destacó la creación de nuevos bancos de desarrollo, como el del BRICS y el AIIB, para ayudar a los países en crisis y ofrecer alternativas complementarias de financiamiento.
El anuncio por parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de un desembolso por 1800 millones de dólares para la Argentina, la mayor asistencia financiera que el organismo brindaría a nuestro país en los últimos 10 años, podría formar parte de una mayor inyección de dinero para los países de América latina, que ascendería a 12.000 millones de dólares

Según Andrea Molinari, docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA e investigadora del CONICET en el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (Conicet/IIEP/FCE-UBA), se trataría de una contribución importante para la pandemia del COVID-19, que se compone de 1200 millones de dólares por préstamos con garantía soberana del BID, que mayormente deberían destinarse a impulsar acciones para mitigar los efectos de COVID-19, y por un monto de hasta 600 millones para el sector privado orientado a alentar la producción en el marco de la pandemia.

“Los 1200 millones de dólares son un número razonable, en relación a las cifras que se venían desembolsando. Los 600 millones habría que relativizarlos, porque la operatoria del sector privado con el BID es más compleja y en general sólo termina favoreciendo a ciertos sectores concentrados de la economía”, consideró.

Molinari se desempeñó como representante para la Argentina y Haití en el BID entre 2014 y 2015. Anteriormente también ocupó ese cargo en el Banco Africano de Desarrollo, donde la Argentina es accionista no prestatario. Desde 2016, cuando se reincorporó a la carrera de investigadora en el CONICET, se dedica a investigar temas vinculados con la economía internacional, como el financiamiento al desarrollo, la integración regional de cadenas productivas y la cooperación Sur – Sur.

La investigadora indicó que el pico de préstamos anuales del BID a la Argentina llegó a unos 2000 millones de dólares anuales, aunque históricamente los montos ascendieron a 1200 millones, en promedio. Dichas aprobaciones por parte del banco multilateral se habían recortado entre 2013 y 2015, por cuestiones de riesgo, cuando la Argentina tuvo problemas con acreedores internacionales y entró en default selectivo. En 2016, cuando finalmente se pagó a los fondos buitre, el BID arguyó el mejoramiento de la nota crediticia de Argentina para reactivar el ritmo de sus aprobaciones con nuestro país.

Molinari informó que el BID financia principalmente dos tipos de programas, unos de inversión, sobre temas como infraestructura blanda y dura, que podrían servir para la construcción de una escuela hasta para poner en marcha un programa de educación, por ejemplo. Esta línea de préstamos también involucra temas sociales, productivos y ambientales, entre otros. Además, el organismo cuenta con préstamos de política, que prevén inyecciones presupuestarias, por ejemplo, para implementar alguna reforma en el entramado gubernamental.

La experiencia que tuvo la Argentina en 2013 con el BID, cuando se frenaron los desembolsos en el marco del conflicto con los fondos buitre, representa un antecedente a tener en cuenta por los economistas: “Nos preocupa cómo los bancos multilaterales atienden más a cuestiones financieras que a aspectos relacionados con su mandato original de ayudar a los países en momentos de necesidad. Deberían estar más abocados a prestarle a los países cuando lo necesitan”.

“Estos bancos, como el BID, el Banco Mundial o la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina, tienen un mandato contracíclico (o al menos, acíclico), que implica ayudar a los países cuando sufren una actividad económica desfavorable o una recesión. Un banco público y para la región como el BID debería ayudar inyectando más fondos y no cortando el financiamiento, como ocurrió con Argentina en 2013 a 2015”, advirtió.

El desembolso de 1800 millones de dólares anunciado por el BID llega en un contexto de negociaciones por la reestructuración de la deuda con el FMI. En este sentido, Molinari también se refirió a las oportunidades que pueden surgir a partir de la creación, en los últimos años, de nuevos bancos de desarrollo, como el del BRICS (Nuevo Banco de Desarrollo – NDB, por sus siglas en inglés) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), al cual aplicó nuestro país. Además, la Argentina participó muy activamente en la creación del Banco del Sur, que aún no comenzó a funcionar. “Estos bancos, que surgen en un momento donde China e India son líderes globales, no tienen el poder de veto de Estados Unidos porque no es accionista, y son complementarios al financiamiento de los tradicionales”, indicó la investigadora, y aclaró que la Argentina aún no tomó préstamos del AIIB, dado que su membresía aún no se ha concretado.

“En principio, siempre es una buena noticia tener nuevas fuentes de financiamiento. Hay que ver cuáles van a ser las condiciones, porque los nuevos bancos sólo tienen entre dos y tres años de operatoria, son muy recientes. Lo positivo en el caso del BID es que, en lugar de las aprobaciones (que tienen que seguir un circuito burocrático), los desembolsos significan un interesante ingreso de flujo de divisas para este año difícil”, concluyó.

Por Juan Manuel Repetto.

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