La EPH mostró un deterioro de la situación laboral que aun no refleja el efecto pleno de la pandemia sobre el mercado de trabajo

23 Jun 2020
POR OSVALDO KACEF

Autor/res: Kacef, Osvaldo
El relevamiento de la Encuesta Permanente de Hogares del primer trimestre mostró un deterioro del mercado de trabajo, hecho esperable teniendo en cuenta el impacto de las medidas de aislamiento social sobre la dinámica del nivel de actividad económica. En comparación con el primer trimestre de 2019 la tasa de desempleo pasó de 10,1% a 10,4%, en un contexto en el cual la tasa de actividad creció de 47,0% a 47,1% y la tasa de empleo se redujo de 42,3% a 42,2%.

Los datos del cuadro contribuyen a mostrar un panorama más completo de la magnitud del deterioro del mercado de trabajo entre el primer trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2020. Como se puede ver en las primeras tres líneas del cuadro, se incorporaron al mercado de trabajo 154.000 personas, de las cuales 98.000 consiguieron un empleo y 56.000 pasaron a engrosar ese 10,4% de la PEA que representan la cantidad de personas desocupadas. Sin embargo, de los 98.000 nuevos puestos de trabajo creados, apenas 18.000 (el 12%) resultaron (en términos netos) puestos de trabajo satisfactorios, mientras que el número de personas que no está satisfecha con su empleo se incrementó en 80.000. Entre desocupados y ocupados insatisfechos con su inserción laboral suman casi 3,8 millones de personas (3,66 en el primer trimestre de 2019), más del 28% de la población económicamente activa. 



Cruzando los datos de la EPH con la evolución del empleo registrado que publica el Ministerio de Trabajo se puede ver que el aumento del empleo que surge de la EPH se dio junto con la caída de empleos registrados. Entre el primer trimestre de 2019 y el mismo período de 2020 la cantidad de empleos registrados se redujo en un 1,1%, que representa 142.000 puestos de trabajo registrados menos entre ambos trimestres. Es decir, que el aumento de la población ocupada que muestra la EPH ocurrió en paralelo con la destrucción de empleo registrado, lo que lleva a concluir que los puestos de trabajo generados en el período analizado han sido empleos precarios. Para completar el panorama, a pesar de alguna recuperación en los últimos meses, entre el primer trimestre de 2019 y el primer trimestre del 2020 el salario real cayó un 1,1% para los empleos registrados y 12,2% para los no registrados. 

En suma, la evolución del mercado de trabajo en el primer trimestre muestra no solo un aumento de la desocupación, sino también un deterioro de la calidad del empleo generado y una disminución de los ingresos laborales, en especial para los empleos no registrados. Debe tenerse en cuenta que las medidas de aislamiento social fueron dispuestas hacia el final del trimestre, por lo que cabe esperar que la situación descripta en esta nota se siga deteriorando.
 
Dados los impactos probables de las restricciones sobre la movilidad de las personas sobre los distintos tipos de empleo, cabe esperar un deterioro mayor en la situación de los empleos precarios en el segundo trimestre. Esto a su vez incidirá en la evolución de la tasa de desocupación así como en los indicadores sociales. Por un lado, en la medida en que este tipo de empleos opera como un refugio al desempleo en coyunturas recesivas, esto repercutirá en la tasa de desocupación del segundo trimestre, cuando la EPH refleje el efecto pleno de las medidas de aislamiento. Por otra parte, dada la mayor incidencia que los empleos precarios tienen sobre la modalidad de inserción laboral de los estratos inferiores de la distribución del ingreso, se puede prever un aumento significativo de los niveles de pobreza e indigencia.




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