La noción de expectativas racionales (RE) se interpreta típicamente como (i) una equivalencia entre la distribución de probabilidades de eventos futuros que guía las decisiones de los agentes y la distribución que de hecho caracteriza a esa evolución futura; o, (ii) una correspondencia entre las expectativas de los agentes y las distribuciones que serían generadas por la teoría relevante, profesionalmente validada. Ambas definiciones son distintas a menos que, contrafácticamente, se atribuya validez plena a los falibles y mutables modelos elaborados por los economistas. Una ambigüedad adicional surge con la noción de modelo- consistencia, porque lo que se considera teoría relevante ha variado con el tiempo y suele diferir entre analistas, particularmente en Macroeconomía. Estas cuestiones afectan a la lógica y el significado de los procedimientos usados en la representación de las expectativas, y serían especialmente centrales en el estudio de fenómenos de crisis.